La OMS estima que por cada dólar invertido en la prevención y tratamiento de la ansiedad y la depresión en el trabajo, las empresas obtienen cuatro dólares de retorno en productividad y reducción del ausentismo.
El mundo laboral está atravesando una transformación profunda que va más allá de la tecnología. Hoy, las expectativas de los talentos evolucionan, al igual que la forma en que las organizaciones deben cuidar su activo más importante: las personas. La salud y el bienestar laboral se han convertido en factores estratégicos para la productividad, la sostenibilidad del negocio y la atracción de talento.
A este cambio se suma una realidad demográfica ineludible: las personas viven más tiempo y permanecen activas durante más años. Al mismo tiempo, los roles laborales se redefinen al ritmo de la transformación digital, la globalización y los desafíos geopolíticos y climáticos. En este contexto, las empresas deben repensar cómo acompañan la salud física y mental de sus colaboradores a lo largo de toda su vida laboral.
El informe “Lugares de trabajo prósperos: cómo los empleadores pueden mejorar la productividad y transformar vidas”, de McKinsey, plantea un dato clave: las enfermedades no transmisibles (ENT) —como las cardiometabólicas, el cáncer, los trastornos de salud mental y las afecciones neurológicas— representan hoy el 69% de la carga mundial de enfermedades.
Además, se proyecta que en los próximos 15 años estas patologías continúen en aumento, especialmente aquellas asociadas al envejecimiento, como las enfermedades renales. Este escenario obliga a las organizaciones a anticiparse y desarrollar estrategias de bienestar laboral que acompañen a las personas de forma integral y sostenida.
La pandemia marcó un punto de inflexión en la forma de trabajar y de entender el rol del empleador. Más allá de la flexibilización de horarios y modelos híbridos, puso en primer plano la importancia de la salud mental en el trabajo.
Según el informe de McKinsey, muchas organizaciones comenzaron a promover activamente la salud cerebral, no solo para prevenir el agotamiento, sino porque habilidades como el pensamiento analítico, la concentración y la toma de decisiones —directamente vinculadas al bienestar— son hoy de las más demandadas por el mercado laboral.
Este aprendizaje dejó una certeza: el futuro del trabajo requiere personas más sanas, resilientes y adaptables, capaces de sostener su desempeño a lo largo del tiempo.
Invertir en la salud integral de los empleados no es solo una decisión ética, sino también económica. El Instituto de Salud McKinsey estima que este tipo de inversiones podría generar entre 3,7 y 11,7 billones de dólares en valor económico global, lo que equivale a entre 1.100 y 3.500 dólares por persona, o entre el 17% y el 55% del salario anual promedio.
Este impacto positivo se explica por la reducción del ausentismo, el presentismo y la rotación de personal, así como por el aumento de la productividad, la fidelización del talento y el fortalecimiento de la marca empleadora. En un mercado laboral cada vez más competitivo, las organizaciones que cuidan a sus personas logran una ventaja sostenible.
Los mayores beneficios de las políticas de bienestar provienen de la mejora de la productividad y la reducción del ausentismo, con un valor estimado de entre 2 y 9 billones de dólares. Sin embargo, muchas empresas aún subestiman este impacto y enfrentan consecuencias como mayores tasas de rotación, menor compromiso y dificultades para atraer talento calificado.
Por eso, las iniciativas de salud no deben implementarse de forma aislada. Es clave partir de un diagnóstico de la salud cultural de la organización, entender las necesidades reales de los equipos y diseñar estrategias integrales que conecten bienestar, liderazgo, propósito y resultados.
En ManpowerGroup, creemos que invertir en la salud de las personas es invertir en el futuro del trabajo. Las organizaciones que ponen el bienestar en el centro no solo mejoran su desempeño hoy, sino que construyen entornos laborales más humanos, resilientes y preparados para los desafíos del mañana.
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